Pagarés de empresa
Pau A Monserrat Valenti No hay comentarios

El 10 de febrero de 2011, hace la friolera de 13 años y algo más de 3 meses, en el extinto proyecto de BBVA llamado ActiBva, escribí sobre los pagarés de empresa, un producto financiero delicado.

Gracias al proyecto WaybackMachine, he podido recuperar el artículo, que hacía referencia a los pagarés de Nueva Rumasa sin mencionarlos específicamente. Hoy leo que la Audiencia Nacional ha condenado a seis hijos de Ruiz-Mateos a 7 años y 4 meses de cárcel por el caso Nueva Rumasa. No es premonición, es análisis financiero.

Contactar con el autor: 📧 pau.monserrat@futurlegal.com.

Pagarés de empresa: un producto financiero delicado

Normalmente un pagaré de empresa se utiliza como instrumento de pago, estableciendo una fecha de vencimiento a partir de la cual se puede acudir al banco a cobrar el dinero o ingresar en nuestra cuenta el documento. A diferencia del cheque, hasta la fecha pactada no se puede cobrar.

Algunas empresas pueden utilizar el pagaré a modo de producto de inversión; se emite una cantidad determinada de pagares a un precio nominal fijado, con un determinado vencimiento y con una rentabilidad pactada. Al ser un instrumento de inversión atípico, vale la pena conocer su naturaleza para valorar si vale la pena invertir en estos pagarés de empresa.

El pagaré es un documento que compromete a su emisor (la empresa) a pagar una cantidad determinada, en un plazo concreto, al titular que consta en el papel. El emisor es quién firma el instrumento de pago.

Pagaré como vía de financiación empresarial

Si se utiliza como producto financiero, el proceso usual sería el siguiente:

  • El inversor le entrega una cantidad de dinero a la empresa.
  • La empresa firma un pagaré con un vencimiento determinado, de 1 o 2 años, generalmente, cuya cantidad nominal es al dinero que le ha entregado el inversor más los intereses (si se pactan al vencimiento).
  • A la fecha pactada el inversor cobra o ingresa el pagaré.

Más riesgo, más rentabilidad exigida

Se exigen tipos de interés superiores a inversiones alternativas sin riesgo (un plazo fijo, por ejemplo) porque la solvencia del emisor es crucial. Si la empresa que firma el pagaré tiene problemas antes o después de emitir el producto financiero, podría ocurrir que al vencimiento no cobráramos puntualmente (por ejemplo, por no tener saldo suficiente en la cuenta) o, en un caso peor, que el emisor del pagaré presente un concurso de acreedores antes de pagarnos.

Es crucial analizar la situación financiera del emisor antes de plantearse una inversión en pagarés de empresa, además de informarse debidamente con un abogado y exigir la firma ante notario. Por otra parte, hay que entender que la garantía de la emisión es el propia sociedad (y los avales en caso de que existan). Si avala otra sociedad, deberemos conocer la situación financiera de ambas empresas.

El problema que nos encontraremos con empresas medianas o pequeñas es que no hay una calificación independiente de su solvencia, por empresas de rating; sus cuentas anuales inscritas en el Registro Mercantil tienen limitaciones importantes. Si además la emisión no está inscrita en la CNMV, las cautelas han de ser máximas.

Por tanto, lo bueno de los pagarés de empresa es su rentabilidad, que debe ir en consonancia con el riesgo que contrae el inversor con el producto. Al igual que pasa con el resto de productos financieros, uno nunca debería invertir sin asesoramiento y experiencia previa.

Pagarés de Nueva Rumasa

Los pagarés emitidos por Nueva Rumasa eran instrumentos financieros ofrecidos al público con la promesa de altos rendimientos, que oscilaban entre el 8% y el 12% anual. Estas emisiones se realizaron a través de diversas empresas del grupo, como Carcesa, Hibramer y Hoteles Maspaloma, y se promocionaron mediante campañas publicitarias agresivas en medios nacionales, destacando la supuesta solvencia del grupo y el respaldo de marcas reconocidas como Dhul, Clesa y Trapa.
elconfidencial.com

Sin embargo, estos pagarés no estaban registrados ni supervisados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), debido a que el importe mínimo de inversión era de 50.000 euros, lo que, según la legislación vigente en ese momento, los excluía de la obligación de registro. La CNMV emitió hasta siete advertencias públicas sobre los riesgos asociados a estas emisiones, señalando la falta de control y supervisión sobre las mismas.

Situación del conglomerado empresarial

A pesar de la imagen de solvencia proyectada, la realidad financiera de Nueva Rumasa era crítica. A principios de 2009, el grupo acumulaba deudas por valor de 577 millones de euros y carecía de liquidez para afrontar sus compromisos inmediatos, que ascendían a 52 millones de euros. Además, enfrentaba vencimientos de deuda por 197,5 millones en 2009 y 194,6 millones en 2010 .

En lugar de informar a los inversores sobre esta situación, los responsables del grupo optaron por ocultarla y continuar captando fondos del público mediante la emisión de pagarés, utilizando los recursos obtenidos no solo para mantener a flote las empresas, sino también para cubrir gastos personales y familiares, incluyendo préstamos hipotecarios que superaban los 18 millones de euros.

Consecuencias para los inversores y acciones legales

De los más de 337 millones de euros captados, solo se devolvieron aproximadamente 96 millones, dejando un saldo impagado de más de 289 millones de euros. Ocho de las trece sociedades emisoras de pagarés no realizaron ningún pago a los inversores, lo que evidencia la falta de intención de cumplir con las obligaciones adquiridas .

La Audiencia Nacional en mayo de 2025 ha condenado a seis hijos de José María Ruiz-Mateos a siete años y cuatro meses de prisión por delitos de estafa, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes. Además, se les ha impuesto la obligación de indemnizar solidariamente a los afectados y asumir las costas del juicio.

Asesoramiento financiero y legal

Este caso subraya la importancia de la transparencia, la supervisión regulatoria y la diligencia debida por parte de los inversores. Es fundamental que los ahorradores se informen adecuadamente sobre los productos financieros en los que invierten y desconfíen de ofertas que prometen altos rendimientos sin un respaldo claro y supervisado.

Como economista, recomiendo siempre consultar con profesionales financieros y jurídicos y verificar que cualquier instrumento de inversión esté debidamente registrado y supervisado por las autoridades competentes. La educación financiera y la prudencia son las mejores herramientas para proteger el patrimonio personal frente a posibles fraudes.

En Futur Legal contamos con un equipo de economistas y abogados que pueden ofrecer ayuda profesional a los inversores que caigan en engaños del estilo “pagarés de Nueva Rumasa”.

 

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