Mucho se ha transformado la sociedad en estos últimos años como para que sigamos identificando a un tema asociado a la falta de confianza y de amor que una pareja pueda hablar libremente de forma previa o posterior a su matrimonio sobre cuestiones relacionados con la elección de un régimen económico matrimonial, la planificación patrimonial y la gestión de un divorcio o separación. Ser capaz de normalizar dicho diálogo nos permitirá gestionar de una forma óptima el divorcio o la separación sin tener que arruinarnos, no sólo emocionalmente, sino también económicamente en medio del proceso. La gestión patrimonial ante un divorcio es clave para que, además del amor, no se pierdan recursos materiales.
Elegir adecuadamente el régimen matrimonial
La primera decisión importante que deberá adoptar la futura pareja es el régimen económico matrimonial; dicha elección deberá recogerse en escritura pública. En España existen tres régimen matrimoniales diferentes:
- Régimen de gananciales. Cuando los cónyuges se casan bajo el régimen de gananciales pertenecerán a ambos las ganancias o beneficios obtenidos indistintamente por cualquiera de ellos, así como las deudas.
- Régimen de separación de bienes. Si el matrimonio se rige por el régimen de separación de bienes cada cónyuge conserva la propiedad y administración de sus bienes, tanto los adquiridos antes del matrimonio, como los adquiridos durante el mismo.
- Régimen de participación. Durante el matrimonio funciona como un régimen de separación de bienes, pero al disolverse cada cónyuge participará en las ganancias o disminuciones de su patrimonio.
La elección de un régimen u otro tendrá repercusiones económicas en el momento de la ruptura:
El régimen de separación de bienes permite a cada cónyuge mantener su patrimonio personal de manera independiente, aunque durante el tiempo que durase el matrimonio se hayan obtenido varios bienes conjuntamente, con lo que el coste de un divorcio por separación de bienes, a priori, siempre deberá ser menor o, por lo menos, mucho más sencillo de resolver, al menos en todo lo referente a la cuestión económica, y por lo tanto más equilibrado entre las partes.
El régimen de gananciales implica que desde el momento en que la pareja contrae matrimonio el patrimonio generado por cualquiera de los dos cónyuges pasa a ser común; en este régimen es indiferente quién haya trabajado más o aportado más, ya que el reparto de bienes ha de ser al 50 %.
Tema conflictivo es la gestión del patrimonio común en el periodo en el que la sociedad de gananciales está disuelta pero no liquidada, ya que debe salvaguardarse de las actuaciones de los cónyuges y de terceros que menoscaben su integridad. Para evitar estos perjuicios, y teniendo en cuenta que en la mayoría de las ocasiones se alarga en el tiempo el procedimiento de liquidación, en muchos casos se hacen necesarias medidas de administración, conservación y disposición de los bienes comunes.
Finalmente en el régimen de participación, mientras el matrimonio está vigente, el sistema es de separación, esto es, cada cónyuge es titular de los derechos que tenía al contraer matrimonio y de los que adquiera durante el mismo, pero cuando el régimen se extingue se calcula la diferencia entre el patrimonio inicial y final de cada cónyuge y el otro tiene derecho a participar en las ganancias que ha habido. Este régimen solo puede estar vigente si las partes lo han acordado en capitulaciones matrimoniales.
La elección de un régimen económico matrimonial va a tener una consecuencia directa de mayor o menor complejidad en su liquidación, lo que tiene una repercusión directa en los costes del proceso.
Gestión del conflicto patrimonial
La segunda cuestión importante sobre la que debe dialogar la pareja es cómo quieren abordar la situación de ruptura, es decir, si se van implicar en la toma de decisiones patrimoniales, económicas y relacionadas con los hijos comunes o preferirán que un tercero, en este caso un Juez, sea el que adopte las mismas. La capacidad de gestionar un divorcio o separación a través de la facilitación de la información económica entre las partes, el diálogo, la intervención de profesionales que nos puedan asesorar y acompañar en la ruptura y en las decisiones de los hijos, hace que la pareja se sienta reforzada y responsable en su proceso de ruptura y, reduce la contenciosidad presente y futura, lo que conlleva que el coste económico sea menor.
Desde Futur Legal ofrecemos una solución a los conflictos basada en las necesidades presentes y futuras de nuestros clientes, bajo la responsabilidad de que las decisiones adoptadas sean eficaces a largo plazo.