La violencia económica es una de las formas más invisibilizadas de violencia de género. No solo implica el control de los recursos económicos por parte del agresor, sino también el endeudamiento forzado que deja a muchas mujeres en situaciones de extrema vulnerabilidad. Esta situación afecta de manera directa a la autonomía y libertad de la víctima, ya que la falta de recursos propios dificulta su capacidad para tomar decisiones independientes, acceder a un empleo o incluso huir de la relación abusiva. El control financiero impuesto por el agresor puede generar una dependencia total, anulando su capacidad de acción y atrapándola en un círculo vicioso del que resulta muy difícil salir sin apoyo externo.
En este contexto, el reciente Pacto de Estado contra la Violencia de Género ha reconocido la violencia económica como una de las manifestaciones de la violencia de género, estableciendo medidas específicas para abordar el problema.
Entre las vías legales para enfrentar este tipo de violencia económica, la Ley de Segunda Oportunidad se presenta como un mecanismo clave para permitir la exoneración del pasivo a aquellas mujeres que han sido víctimas de esta situación.
Indice
Sobreendeudamiento
¿Qué es el sobreendeudamiento y cómo afecta a las víctimas de violencia de género?
El sobreendeudamiento ocurre cuando una persona se encuentra en una situación financiera insostenible, sin capacidad real de afrontar sus obligaciones económicas. En el caso de muchas mujeres víctimas de violencia de género, este sobreendeudamiento no es resultado de una mala gestión financiera, sino de estrategias de control ejercidas por sus agresores. Algunos de los métodos más comunes incluyen:
- Préstamos y créditos forzados: el agresor obliga a la mujer a contraer deudas a su nombre, muchas veces para beneficio exclusivo de él.
- Uso fraudulento de sus recursos: acceso no consentido a cuentas bancarias, tarjetas de crédito y otras fuentes de ingresos.
- Restricción de acceso a ingresos y empleo: impedir que la mujer tenga independencia económica, lo que la deja atrapada en una espiral de dependencia y deuda.
El resultado es que, cuando muchas de estas mujeres logran salir de la relación de abuso, se encuentran con una carga financiera insalvable que dificulta su recuperación y su autonomía.
En esta entrevista en IB3 TV de marzo de 2025, explico qué es la violencia económica y cómo las mujeres pueden protegerse legalmente [en catalán]:
El Pacto de Estado y la violencia económica
El Pacto de Estado contra la Violencia de Género ha incluido por primera vez la violencia económica como una dimensión clave de la violencia de género. Entre las medidas adoptadas destacan:
- Mayor protección legal: reconocimiento explícito de la violencia económica en la legislación.
- Medidas para prevenir el sobreendeudamiento: regulaciones para evitar que las entidades financieras concedan créditos abusivos a mujeres en situación de vulnerabilidad.
- Facilidades para acceder a la exoneración de deudas: promoviendo el uso de la Ley de Segunda Oportunidad para aquellas mujeres cuyo endeudamiento sea consecuencia directa de la violencia económica sufrida.
La Ley de Segunda Oportunidad como solución
La Ley de Segunda Oportunidad (LSO) es un mecanismo legal que permite la cancelación de deudas a personas en situación de insolvencia. Para muchas mujeres víctimas de violencia económica, esta ley se convierte en una herramienta esencial para reconstruir sus vidas sin la carga de deudas impuestas por sus agresores.
Los principales beneficios que ofrece la LSO son:
- Exoneración del pasivo insatisfecho (EPI): permite cancelar total o parcialmente las deudas si se cumplen ciertos requisitos.
- Facilidad para empezar de nuevo: sin la carga del sobreendeudamiento, muchas mujeres pueden acceder a nuevas oportunidades laborales y financieras.
- Protección ante embargos y ejecuciones: evitando la pérdida de bienes esenciales para su subsistencia y la de sus hijos.
Ejemplos de mujeres victimas de violencia económica
El impacto del sobreendeudamiento en mujeres víctimas de violencia económica es una realidad palpable. Algunos ejemplos incluyen:
- Ana, quien tras 15 años de matrimonio descubrió que su expareja había solicitado varios préstamos a su nombre sin su conocimiento. Tras la separación, se vio obligada a afrontar una deuda de más de 40.000 euros que la dejó al borde de la exclusión social.
- Carmen, quien sufragó enormes gastos en la vivienda y suscribió préstamos para financiar las mismas y su agresor la abandonó sin asumir ninguna responsabilidad.
- María, una madre de dos hijos que, tras escapar de una relación abusiva, se encontró con un embargo sobre su vivienda porque su agresor había dejado impagos los créditos que la obligó a firmar.
- Laura, a quien su expareja impidió trabajar durante años y usó sus ahorros para pagar sus propias deudas. Al separarse, ella no tenía ingresos ni acceso a financiación.
- Cristina, a quien su expareja obligó a constar como administradora en sus empresas y luego dejó de operar con ellas sin pagar las deudas de la compañía. Los acreedores la demandaron.
El endeudamiento forzado es violencia económica
El sobreendeudamiento forzado es una forma de violencia económica que impide a muchas mujeres romper con el ciclo de abuso. Gracias a la inclusión de la violencia económica como modalidad de violencia de género en el Pacto de Estado y a mecanismos legales como la Ley de Segunda Oportunidad, existen vías para ayudar a estas mujeres a recuperar su independencia financiera.
Sin embargo, es crucial seguir trabajando en la concienciación y en la mejora de estas medidas para garantizar que ninguna mujer quede atrapada en la deuda como consecuencia de la violencia que ha sufrido.