Fintech y consumidores
Pau A Monserrat Valenti 1 comentario

Aprovechando mi intervención en el Congreso Asufintech organizado por ASUFIN y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), veamos algunos desafíos que supone el fenómeno tecnofinanciero o fintech y la contratación de sus productos y servicios por parte de los consumidores. Fintech y consumidores: un cóctel que mal combinado puede generar importantes problemas futuros. Algunas de las ideas que iremos desgranando se mencionan en el siguiente fragmento de las jornadas, en el que intervengo desde Barcelona:

Por mi trabajo como perito economista de parte, aportando pruebas periciales a las demandas de consumidores y profesionales contra entidades financieras y otro tipo de agentes, me preocupa especialmente qué demandas contra fintech veremos en los próximos años y en qué situación estarán los consumidores ante incumplimientos normativos y malas prácticas tecnofinancieras.

Por otro lado, como divulgador financiero y cofundador del portal Enfintech.com, me interesa aportar el máximo de cultura tecnofinanciera al público en general para minimizar la asimetría informativa que se produce cuando un consumidor contrata con una fintech.

Educación fintech y consumidores

Una de las claves para minimizar los futuros conflictos financieros es, al igual que ocurre con las finanzas tradicionales, mejorar la formación tecnofinanciera de los consumidores, no solo en la materia básica que comparten las fintech y las finanzas clásicas, sino también en las nuevas realidades, entre otras:

  • Saber diferenciar entre una entidad financiera regulada y una empresa fintech no regulada o que, directamente, incumpla la normativa al respecto. Así un consumidor que quiera invertir en crowdfunding de capital (equity crowdfunding) o en crowdfunding de préstamos (crowdlending) dese saber que solo las plataformas de financiación participativa dadas de alta en la CNMV son plataformas que cumplen con la normativa al respecto, la Ley 5/2015.
  • Conocer la naturaleza de las diferentes compañías tecnofinancieras, con una creciente variedad de tipos de fintech que pueden confundir a los consumidores. Por ejemplo, entender que nuestro dinero en una cuenta de una entidad de dinero electrónico no está garantizado por ningún fondo de garantía de depósitos, como sí lo están las cuentas corrientes y depósitos en hasta 100.000 euros en las entidades financieras. Tenemos neobancos en España que son entidades de dinero electrónico como BNext, emisor de una tarjeta VISA, y bancos como N26, cuyo FGD es el alemán, si bien ya es posible abrir cuentas con IBAN español; lo que inmediatamente nos inspira una nueva pregunta: ¿estas cuentas con IBAN español, ¿están garantizadas por el FGD de España o de Alemania? Al igual que ocurre con bancos más conocidos, como ING en España, el IBAN es español pero el FGD es el del país europeo de la entidad financiera extranjera N26: Alemania.
  • Conocer nuevos productos y servicios fintech, como podría ser el asesoramiento automatizado o robo-advisors, o la solicitud de préstamos a una colectividad de prestamistas (profesionales o minoristas) mediante las plataformas de crowdlending, entre otros. Importante saber que para ofrecer un servicio de asesoramiento automatizado o un servicio de gestión de carteras automatizado hay que ser una entidad debidamente regulada por la CNMV.
  • Familiarizarse con las nuevas tecnologías y una nueva forma de relacionarnos con nuestras finanzas personales que nada tiene que ver con el pasado repleto de oficinas físicas bancarias al que muchos están acostumbrados.

Una buena forma de empezar nuestra formación financiera es empezar a escuchar a las expertas y expertos que han participado en la jornada fintech, aquí en Youtube.

Finanzas sostenibles: ética

Suponiendo que las administraciones, sector privado, asociaciones de consumidores, los colegios, institutos y universidades se pusieran de acuerdo para mejorar de una vez por todas la educación financiera de los menores, jóvenes, adultos y personas mayores, algo que es mucho suponer, seguiríamos teniendo problemas para equilibrar la posición de las empresas financieras y los consumidores: además de que la mejora de la educación financiera es un proceso largo, es una condición necesaria pero no suficiente para mejorar la competencia del sector. Si las nuevas fintech adoptan los malos hábitos de los bancos, que en muchos casos han incumplido de forma sistemática sus obligaciones legales, en lugar de reducir la asimetría, la ampliaran.

Una verdadera vocación de servicio al cliente, una visión a largo plazo, un escrupuloso cumplimiento de la letra y el espíritu de la Ley y servicios y productos fintech de verdadero valor añadido, determinarán hasta qué punto las tecnofinanzas vienen a mejorar el mercado o son meros envoltorios tecnológicos de empresas sin ética de los negocios. Espero y deseo que, entre todos, hagamos del sector fintech en España un ejemplo de innovación, ciertamente, pero también de cultura ética en su forma de hacer negocios.